Sudáfrica podría perder grado de inversión
El débil crecimiento económico plantea riesgos para las finanzas públicas del país.
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A comienzos de diciembre, dos agencias calificadoras de crédito entregaron veredictos negativos sobre la economía de Sudáfrica, aunque el país todavía sigue manteniendo su calificación de grado de inversión.
La agencia Fitch rebajó la nota de Sudáfrica en un peldaño al nivel más bajo de la categoría grado de inversión (BBB-), aunque modificó la perspectiva para la calificación de negativa a estable. Por su parte, Standard & Poor’s mantuvo la nota en el nivel más bajo de la categoría de grado de inversión, pero modificó la perspectiva desde estable a negativa. La tercera de las grandes agencias calificadoras, Moody’s, ha mantenido la nota de Sudáfrica en el segundo nivel más bajo de inversión desde el downgrade de fines de 2014, aunque podría volver a recortar la calificación durante su próxima evaluación.
El argumento detrás de los veredictos negativos es prácticamente el mismo en ambos casos. El débil crecimiento económico, afectado por la escasez de energía, la sequía, los altos niveles de desempleo y la caída en los precios de los metales, plantea riesgos para las finanzas públicas de Sudáfrica y el nivel de la deuda del gobierno (como proporción del PIB). Aunque las políticas fiscal y monetaria de Sudáfrica siguen siendo comparativamente prudentes, las intensas presiones para aumentar el gasto -en salarios, servicios de bienestar e infraestructura- combinadas con un crecimiento muy débil de los ingresos, podrían traducirse en déficit de presupuesto y niveles de deuda por sobre las actuales expectativas.
La pérdida del grado de inversión no es inminente, aunque los riesgos están aumentando. Un país puesto en perspectiva negativa normalmente puede esperar una rebaja dentro de los siguientes doce a 24 meses si no se produce una mejora en las condiciones. S&P podría por lo tanto rebajar a Sudáfrica al territorio de deuda especulativa o bono basura a fines de 2016 o 2017 de no producirse algún evento positivo. Fitch, en cambio, primero tendría que revisar la perspectiva para Sudáfrica de estable a negativa, lo que significa que una rebaja completa al nivel de basura estaría más lejana.
Una medida como esta tendría serias implicancias para la economía: los costos de endeudamiento aumentarían y la inversión extranjera de cartera probablemente disminuiría, especialmente porque muchos inversionistas institucionales están restringidos (por sus propios reglamentes internos) de invertir en bonos basura. Estos factores, a su vez, dañarían la balanza de pagos (y las finanzas públicas), conduciendo a un posible espiral descendente. Sudáfrica, por lo tanto, no tiene margen para ser autocomplaciente.